22 marzo 2008

Aquella sonrisa en tu rostro 2/ Mi palabra favorita

Rodrigo dejó la carta en el buzón de la persona indicada, el siguiente paso será esperar. Un día, una semana, dos meses o quizá tres años para que la carta cobre efecto, o solo para que el destinatario entienda aquellas palabras y reflexione lo necesario para responder correctamente, un paso en falso detonaría una serie de errores y es que la solución tal vez no se encuentre en alejarse por completo sino sólo en enfriar la mente un poco y cambiar los planes, adaptarse a los cambios y comenzar una nueva etapa.

Reinventar tal vez sea la palabra indicada, una de las favoritas de Rodrigo, se la regaló uno de sus mejores amigos, despues de una noche filosófica cuando los dos sacaron lo mejor de sí, tomaron lápiz y papel y desfogaron sus sentimientos en hojas blancas. La mente de Rodrigo, está confundida, no sabe que hacer, el haber dejado la carta en el buzón le preocupa, si tuviera la completa seguridad de saber que pasaría cuando la lea, tal vez estaria más tranquilo, piensa él. Incertidumbre, la palbra no-favorita del destinatario, quíén supone que algún dia recibirá noticias de Rodrigo, su antiguo mejor amigo que por momentos desapareció del mapa y se convirtió en un completo desconocido, su antigua alma gemela a la cual hoy cree desconocer, y qué hacer cuando los planes deben cambiar, es la respuesta que el destinatario desconoce, pues no quiere dar un paso en falso y preguntarle a Rodrigo sobre todas esas telarañas que se ha armado en la cabeza gracias a su palabra no-favorita. Incertidumbre.

El ambiente es cálido, las palabras suaves, las consecuencias posiblemente terribles. Todo esta en la paciencia, en hacer
de la incertidumbre una pequeñez y de la confianza la mejor aliada, en recordar
la escencia del uno y del otro, bien decía alguién en la tele, todo está en el cristal con que se mire.

18 marzo 2008

Crónicas de un 629

Iba camino a mi casa en un 629-2, por allá por el rumbo del centro, un señor
se sentó a mi lado en el camión y de ahí nace la historia que estan por leer,
historia real, repito, no poema, ni ficción...


Es Don Chuy.

Y es Don Chuy, porque fue el primer nombre que se me vino a la mente. Es Don Chuy y es borracho. Es Don Chuy, y tiene sobrinas, las mismas que le dicen “Tío, ya deje el vicio”, y el nomás repela que el vicio es el vicio y ¡Ah, cómo reanima!.
Es Don Chuy, y es viudo, porque cuando su esposa lo dejó, lo dejó tomando, una botellita de Vergel de litro diario, y dice, “bueno, la de novecientos para ser exactos”, y es que esos vicios son mejores que la mota y la coca, la experiencia habla, pues es Don Chuy. Y tomo el camión allá en Morelos, y se sentó a un lado, quejándose, quejándose, y he de pensar yo que ha de ser por lo pesado de la mochila y la bolsa que trae cargando, pero no, Don Chuy dice: “Son las ansias, las ansias, lo anciano de uno pues, que’sque porque uno llega a esta edad y todo le duele, ya no tiene sentido vivir, ¿Pá qué vive uno pues?, Tu has de estar chavo, 17 o 18, lo dice a ojo de buen cubero, y que mejor, pues es Don Chuy, que no tardo en contarme su vida entera, al primer minuto que se sentó a mi lado, después de abrir plática con las ansias del anciano, abre su mochila y saca su botellita para llevar de Brandy, por aquello del ojo del buen cubero he yo de suponer, me ofrece un trago, pues lo borracho no le ha quitado lo cortés. Apenas lo entiendo, entre el ruido del camión que ya subió a los cinco pesos, cosa que supongo que le ha de molestar a también y la voz baja del mismo, yo nomás le digo que sí y el prosigue, le repito las dos ultimas frases de lo que cuenta y él me encuentra como su paño de lágrimas, "Si, esta pesado", "Directito al estómago", "Si, son bien tranzas", frases así y él solito empieza a hablar del trabajo, me dice que es chofer, pero que el nomás es bien responsable y cuando termina el día, comienzan las botellas, hoy como diría él mismo, ya se chingo la de Tonayan, y las de Vergel van ahorita, que ya nada más pasan directo y que no se siente nada. Y es Don Chuy y tuvo madre, pero cuando la perdió le lloró más que a la esposa, “Pinche vieja, pero no, a la madre mis respetos, que siempre te cuida y que te da la bendición, vengase mijo, ah pero como le lloré, aprovéchela, que cuando uno ya no la tiene, ah no, eso si que no” . Dice Don Chuy,que le lloró a la madre, le lloró a la esposa, le lloró a la vida y le llora al trabajo también, que porque no ha sacado la licencia federal y que no le quieren dar carro, ese Chuy, ya más en confianza que me cuenta como hace amigos a los de tránsito, que cuando le quieren mochar su lana, el nomás se los pone pedos y que hace que les baje la multa de dos mil a trescientos pesos, es Don Chuy y los hace compas, pero dice él, que esos cabrones nomas saben que gana uno y se le van encima a buscar la mordida. Es Don Chuy y se baja en Arcos, adolorido de nuevo, y nomás me dice, “Hasta luego joven”. Supuse entonces, Es Don Chuy.