Después de la tormenta o la tempestad llega la calma....proverbio chino e
infalible.
Alguna vez lo escuche decir de algún familiar cercano, otras
cuantas de uno que otro desconocido.
Damíán es Técnico en Audio de una empresa de eventos masivos, grandes conciertos a los que le imprime un toque especial, equaliza el audio, sube los tonos del cantante, baja los graves y aumenta uno que otro agudo. Las guitarras por lo regular tienen la misma técnica siempre y cuando sean de rock. Ha salido de trabajar por el día de hoy, le espera depsués de la desconexión que le ofrece hacer lo que le gusta, una situación tensa en casa. Los grandes conciertos siempre suelen tener alguno que otro problema, un micrófono se desconecta cuando no debe. A pesar de que todo esté previemante controlado, nunca falta el momento en el que el estrés se apodera de la consola y la búsqueda por la solución inmediata comienza a ser buscada. En su casa es lo mismo, las cosas suelen estar controladas, la tempestad se observa tranquila cuando no se habla de ella, pero cada noche es necesario hacer uno que otro ajuste a los graves para poder ecualizar la situación familiar, al menos en su cabeza. Los micrófonos están cerrados, nadie ha querido probar el sonido que puede ofrecer un micrófono profesional integrado con una fidelidad auténtica de un ser humano con problemas. Hoy Damián intentará abrir el canal destinado a aquél que será destinado única y exclusivamente para relatar sus penas. El poder de áquel aparato es inmenso, la responsabilidad que implica portarlo es un factor implícito que se presenta ante el que lo piensa usar justo en el momento en el que éste decide abrir el micrófono y comenzar a hablar.
-Tenemos que hablar.- La frase que enciende la consola justo antes de iniciar la ecualización.
-¿Ahora?, son las 4 de la mañana. Mejor mañana, estoy cansada Damián. Mejor mañana ¿vale?- Es la voz de Mariana, su esposa. quién demuestra en su canal un corto circuito, tal vez los cables están desgastados.
-Mañana es hoy.- Damián intenta arreglar el cable.
-No seas tonto, tu sabes a lo que me refiero. Además necesitamos tiempo para platicarlo.-
-Más tiempo que ahora, domingo, 4 de la mañana, no trabajas mañana. Eso es tiempo nos quedan 20 horas del día para platicarlo y me gusta arreglar mis problemas a tiempo.-
Mariana enciende la luz del tocador, despeja un poco sus pupilas, observa con extrañeza a Damián, él está sentado en la cama aun lado de ella, Mariana se incorpora.
-¿Qué paso ahora en el trabajo?- Pregunta Mariana.
-En el trabajo, todo bien. En casa algo mal creo.-
-¿Acá? ¿Qué paso ahora?-
-¿Porqué supones que acá nunca pasa nada?, Puedo aceptar que de un moento a otro puedo ocultar mis sentimientos, pero tu bien sabes que lo que pasó ayer no fue nada grato para ninguno de los dos. Si decides un día marcharte y arrelgar tus problemas extramaritales, adelante. No me opongo, pero si piensas hacerlo sólo avísame antes.-
-Lo de ayer. Tú y yo siempre hemos estado bien, es mi pasado el problema, siempre lo es. No quiero hacerte culpable de esto, porque no lo eres pero Roberto me comenzó a buscar, necesita de mi ayuda y no puedo dejarlo. Mis problemas siempre han sido él pero siempre he tenido que ayudarlo. Es mi pasado.-
-Pero... yo soy tu presente.-
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